domingo, 15 de mayo de 2011

ESPACIO EN BLANCO: LA SÁBANA SANTA RESTAURADA

-Buenas noches, soy Miguel Blanco, esto es Espacio en Blanco.
Esta noche tenemos en exclusiva al responsable de la restauración, llevada a cabo recientemente, de la Sábana Santa o Síndone. Severino Tejode, buenas noches.
-Hola, qué hay...
-Bien, parece ser que se han alzado voces desde el Vaticano, calificando su labor, en la restauración de la Sábana, de chapuza...Qué tiene que decir de todo esto...
-Buenooo... Siempre hay descontentoos... Nunca llueve a gusto de todoos...
Los curas estos son muy especialitos...
Muy tiquismiquis... Y me dicen primero que haga una cosa y luego me se quejan...
-Por qué, o de qué cree usted que se quejan, Severino... Qué ha pasado, exactamente...
-Buenoo, es muy sencillooo... Me dijeron que restaurara la Sábana Santaa...
-Síi...
-Se encontraba en mal estadoo, peor de lo que me habían dichoo...
-Qué le pasaba...
-Nada, que estaba muy sucia. Estaba llena llena de manchas, como si se hubiera tumbao alguien, alguien muy guarrillo, por cierto... Que dejó marcas, ahhghhh, cerdo el tío... Total, que la metí en la lavadoraa, y nada. La puse a secar y cuando la vió en el tendedero el párroco o lo que sea, un tal Satriani...
Joder, vaya mala hostia...
-...
Pero, vamos a ver... Usted, entonces, me está diciendo que metió la Sábana Santa... En la lavadora...
-A mí no me dijeron ni que fuera santa ni beata ni nada, ehh... A mí un buen día me viene al taller un fulano, italiano, me dice en castellano malamente que no se qué, que no sé tal y que no sé cuál de una sábana...
Yo a los curas, ni puto caso, porque en el colegio de pequeño cómo me curraban los cabrones con la sandalia... pero, en fin, le digo que bueno, que vale, pero que no sé si soy la persona más indicada porque yo me dedico más bien a la chapa y barniz, pero que acepto...
Hago el trabajo, lo mejor que Dios me diera a entender...
La metí en la lavadora: joder, es que no sé qué más querían, si es que la sábana estaba toda llena de lamparones...
Y luego bronca del cura, joder, igual que cuando estaba en el colegio, que me quería zurrar con la sandalia...
-Bien, gracias Severino...
-Nada a mandar, y ya sabe, de once de la mañana a tres de la tarde, mi taller está que arde...

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